lunes, 15 de octubre de 2012

Mi hija mayor, a la que llamaremos Meni



 Sí, tengo una hija de cuatro años llamada Meni (en realidad tiene un precioso nombre muy vintage, pero creo fundamental preservar su nombre real porque es posible que me lea algún día…) con mucho carácter. Yo la describo siempre igual: yo no creía en la astrología hasta que un amigo pasó un rato con ella cuando tenía tres añitos recién cumplidos, y me dijo: “tu hija es géminis.” Y yo le contesté: "pues no sé, la verdad, nació el xx de xxxx..." a lo que él respondió: "Pues sí, es géminis. Es que yo soy géminis y los detecto en seguida. En un momento es una niña adorable que te quiere y al siguiente no te quiere ni ver y es la más antipática". Justo. Así es Meni. Luego supe que era géminis con ascendente géminis.

Faunia, este sábado.
Meni trae de serie un carácter de aquí te espero: antes de que naciera me pasé meses y meses leyendo libros de crianza respetuosa para hacer niños seguros de sí mismos y sin taras. Yo creo que me pasé de respetuosismo. Meni es exigente, caprichosa, gritona, de rabieta fácil y de llanto todavía más fácil. Pero cuando no es todo eso, es una niña encantadora, simpática, abierta, payasa, juguetona, cariñosa, mimosa, amable, y sobre todo, muy graciosa (en su guardería fue elegida la niña más graciosa del año). Y tiene la risa más contagiosa que conozco.

Pues después de esta introducción, os voy a contar la anécdota. En mi afán por intentar pulir ese comportamiento tan avasallador que tiene (a su hermana la trae frita), el otro día vio Pinocho (por cierto, qué horror de película, no sé si algún día me reconciliaré con Disney, pero por ahora me parece todo lo contrario a didáctica infantil). Le encanta. Cuando terminó, le dije: “¿Tu sabías que todos tenemos un Pepito Grillo en la cabeza? Pepito Grillo es la conciencia de Pinocho, le dice lo que está mal, ¿tú no escuchas una vocecilla, cuando por ejemplo le quitas un juguete a tu hermana, que te dice que está mal?” Ella me miraba incrédula. “No”, me contestó. “Pues deberías oírla. Yo sí la escucho, cuando algo está mal, dentro de mi cabeza algo me dice “esto no está bien”, es mi conciencia, y hay que escucharla y hacerle caso”.
Pepito Grillo, que vive en ti...

Así me quedé tan ancha, con la explicación que le había dado. Ella siguió jugando y al rato vino. Se acerca sigilosa a mi lado. “Mamá, abre la boca” Me dice. Yo abro la boca y ella mira dentro. “No lo veo”. Dice. “¿Qué no ves?” pregunto, a lo que ella me responde: “A Pepito Grillo”.

Angelito.

Claro que Meni tiene respuestas para todo. El jueves me llega una circular del cole, en su clase hay piojos. La observo. Se rasca. Como es la 4ª vez que llegan estos visitantes se los conoce de sobra. Le digo: "Meni, te rascas mucho la cabeza, ven que te mire a ver si vas a tener piojos". A lo que me contesta: "Me rasco la cabeza porque estoy pensando, mira" y me hace el gesto de pensar mientras se rasca... si es que la rara soy yo.

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